El ser humano evoluciona y se adapta continuamente al entorno. En los últimos años, la tecnología ocupa nuestras vidas, y nos es imposible poder vivir sin ella. Nos ayuda a realizar acciones de una manera más cómoda y sencilla.

No sé si mi reflexión ha quedado muy abstracta, je je… Pero le voy a poner nombre, como servicios comunitarios, involucrar voluntarios para instruir a personas con buena metodología o ayuda al crecimiento del conocimiento con nuevas herramientas para poder reconducir a joven que han dejado de estudiar. Involucrar a los ciudadanos de nuestras ciudades y créales un compromiso social, es muy importante para llevar a cabo acciones educativas.

Las comunidades Makers son un ejemplo con su trabajo colaborativo y también lo son las escuelas de secundaria, donde en el cuarto curso los alumnos pasan unas horas dando servicio de ayuda a personas o entidades. De esta manera, se forman buenos ciudadanos capaces de mejorar la sociedad, niños y jóvenes, ciudadanos del futuro capaces de provocar cambios en su entorno. Hacer un servicio a la comunidad, ayudar a los otros, es uno de los métodos de aprendizaje más eficaces, porque los chicos y chicas encuentran sentido a lo que estudian cuando aplican sus conocimientos y habilidades en una práctica solidaria.

Puedo imaginar, juntar a diferentes personas, un adulto mayor 70 años con un adolescente de 16 años. Sentados en una mesa redonda y hablando sobre el uso de los teléfonos móviles, interactuando el joven con el adulto y transmitiéndole sus conocimientos, para limar la gran brecha que existe en este público llamado gente mayor. Integrando el servicio a la comunidad se consigue aprender a conocer, aprender a hacer, a ser y a convivir.

Un ejemplo es la GarageLab, con el objetivo de acercar los espacios digitales a cualquier centro de ámbito nacional, público, concertado o privado, que trabaje en cursos formativos conducentes a la obtención de una acreditación oficial, profesionalizarte o académica Los FabLabs y el movimiento Maker se convierte en recursos que se incorporan a la ciudadanía, como en su día los Ateneos o las bibliotecas. Así, los diferentes perfiles de personas encuentran una trayectoria profesional o una necesidad de aprendizaje que les inquiete a continuar. Lugares mágicos donde se crean cosas que les sale de la cabeza y les motiva a no tirar la toalla.